Santiago de Chile.
MARÍA EUGENIA ARRATIA MAHUZIER: (VUELTA DE MANO)
El día 13 de Septiembre de este año – 2010 – tuvo una doble connotación: una alegre, el bautizo de Isidor, el segundo hijo de nuestro querido sobrino Cristián, y de Olivia, su señora francesa, y una triste: el anuncio de que mi marido Fernando Silva Guzmán – arquitecto – había sufrido un Accidente Cerebro Vascular detectado por un Scanner Cerebral, realizado en Integramédica del Alto Las Condes consistente en: “Aspecto voluminoso hematoma subdural crónico reagudizado fronto parietal derecho con efecto de masa sobre el parénquima cerebral y ventrículos. Signos sugerentes de herniación subfalcina frontal”, que nos derivó a la Clínica Tabancura donde debía operarse dentro de 72 horas, a lo que mi marido se negó terminantemente ante el riesgo de mortalidad o de secuelas, según expresiones del médico neurocirujano de esa Clínica, el Dr. Gellona.
Siete días después, el 20, sufrió una severa descompensación de su Diabetes que le provocó Insuficiencia Renal y Respiratoria, y compromiso de conciencia, ante lo cual llamé a HELP, que, ante su gravedad, lo llevó a la Clínica Santa María, allí ingresó por Urgencia, donde le tomaron otro Scanner cerebral, y fue internado en la pieza 723 de la UCI de dicho establecimiento.
Lo atendieron los médicos: Walter Feuerhake, neurólogo, y Osvaldo Koller, neurocirujano, que, inmediatamente, plantearon, insistentemente, una solución quirúrgica.
Ante este terrible escenario recurrí, como siempre, al Señor mi Dios. Oré y le pedí que me iluminara respecto de lo que debíamos hacer: o someterse a la operación, o realizar un tratamiento naturista.
Al abrir el Nuevo Testamento, que yo llamo “mi mail con Jesús” me encontré con el siguiente texto, en Hechos 8:36:- “Un ángel del Señor habló a Felipe diciendo levántate y ve hacia el sur”, agregando que “el se levantó y se fue”. Y el ángel le dijo: – “Acércate y júntate a ese carro” – el de un extranjero que leía este pasaje de la escritura: – “Como oveja a la muerte fue llevado, y como cordero mudo delante del que lo trasquila”, “porque fue quitada de la tierra su vida”.Me pareció tan claro el texto: Fernando debía levantarse, salir de la Clínica, y, por ningún motivo operarse, porque no saldría con vida del quirófano.
Recibí también este maravilloso mensaje de mi amado Jesús: -“El Naturismo lo sanará, confíen en Mí, no lo operen”.
Con este tremendo respaldo me dirigí a la Clínica Santa María el día Martes 21 en la tarde, acompañada de mi hijo Sebastián, decidida a sacar a mi marido de ese lugar, donde le dije a los médicos y a dos hermanos de Fernando, que ni mis hijos ni yo autorizaríamos la operación. Nos encontramos con una fuerte oposición, incluso con la de Fernando que veía la solución por el lado médico. No trancé y, al despedirme, le dije a mi marido que esa noche tendría un sueño clarificador.
El día 22 llegué temprano, por expresa petición de mi marido, consulté con las enfermeras si su Glicemia se había estabilizado, lo que ya felizmente se había producido, y me dirigí a la pieza 723, allí Fernando me contó que efectivamente había tenido un sueño – el de su funeral -, y, a pesar de ello, me dijo que autorizaría la operación porque, por una parte, su brazo estaba peor, con dolor intenso, y por otra, porque el Dr. Koller le insistió que la única solución era la operación, advirtiéndole, además, que si se retiraba de la Clínica se moriría.
Ante su determinación le dije que ya nada más yo podía hacer por lo que cuando se fuera a operar yo me despediría de él ya que tenía la certeza de que se moriría y nunca más lo volvería a ver. (Yo tengo presentimientos y sueños premonitorios que me permitieron visualizar la muerte de mis padres, de mi abuelita Ester y de mi hermana menor).Al verme tan firme, finalmente accedió a retirarse de la Clínica, previa firma de retiro bajo su responsabilidad.
Con un tratamiento Naturista intensivo, recomendado por el médico Naturista y Neurólogo Dr. Pedro Silva Jaramillo, basado en los agentes creados por Dios: agua (Hidroterapia), tierra (Fangoterapia), aire, sol, uso de hierbas medicinales (Fitoterapia) y alimentación exclusiva de frutas y verduras crudas, rápidamente Fernando comenzó su recuperación, encontrándose, a la fecha, totalmente sanado.
Dios me dio la posibilidad de ayudar a mi marido, tal como lo hizo él conmigo. Nunca dejaremos de agradecer a Dios por habernos iluminado y darnos la fe y fortaleza necesaria para seguir sus designios, sanándonos con su Medicina.