Santiago de Chile.
Nuestro Espíritu
En un sentido es posible hablar de prácticas espirituales sin estar específicamente bajo lo que habitualmente consideramos una religión organizada, aunque generalmente no dejan de ser prácticas tradicionales.
En el occidente se relacionó habitualmente el término con doctrinas y prácticas religiosas, especialmente en la perspectiva de la relación entre el ser humano y un ser superior (Dios), así como con las doctrinas relacionadas con la salvación del alma, aunque actualmente se ha ampliado mucho su uso, y no son éstas las únicas formas en que se hace uso del término.
Se dice también de estilos o formas de vida que incluyen perspectivas relacionadas con el ámbito espiritual y sus prácticas.
También puede hacer referencia más generalmente a la búsqueda del sentido de la vida. Este concepto se puede expresar a través de una variedad de preguntas relacionadas, tales como ¿Por qué estamos aquí?, ¿Qué es la vida? y ¿Cuál es el significado de todo esto?. Ha sido objeto de grandes estudios filosóficos, científicos, sicológicos y de especulación teológica a lo largo de la historia.
Ha habido un gran número de respuestas a estas preguntas desde diferentes puntos de vista junto con los orígenes culturales e ideológicos de cada civilización.
El sentido de la vida está profundamente mezclado con las concepciones filosóficas y religiosas de la existencia, la conciencia y la felicidad y afecta a muchas otras cuestiones, tales como la ética, el bien y el mal, el libre albedrío, las concepciones de Dios, la existencia de Dios, del alma y del más allá.
Si nos preguntamos: ¿cuál es nuestro sentido de vida HOY?, y no tenemos una respuesta clara, debemos reaccionar, reflexionar y de seguro saldrá el concepto que será el motor de nuestra vida. Una vida sin sentido de vida es sólo eso: ¡¡una vida sin sentido!!
Debemos dar espacio a nuestra inquietud espiritual, la vida no es sólo comer, divertirnos, trabajar, etc. Nosotros, a pesar de que pertenecemos al mundo animal, no podemos trascender sin tener nuestra parte espiritual resuelta, no podemos vivir solamente en el plano material.
En la medida en que le damos importancia a nuestra parte espiritual, no basada en ritos, sino que en una vida conectada con Dios, lograremos el equilibrio en nuestra vida personal.
Cuando hablamos de conexión con Dios es la conversación que tenemos con él, a lo que llamamos oración, que no es un texto preestablecido, sino lo que nos nace del corazón.
“Donde está tu corazón esta Dios”, es una cita bíblica que nos obliga a reflexionar respecto de si nuestra vida está regida por valores espirituales o materiales. Hagámonos el tiempo para meditar sobre ello, con toda seguridad nos permitirá centrarnos en mejorar nuestra calidad de vida equilibrando ambos tipos de valores.