Santiago de Chile.
Energía Solar
La radiación ultravioleta es parte del espectro electromagnético emitido por el sol. Se sabe que así como posibilita la fotosíntesis en las plantas y la síntesis de la vitamina D, también tiene efecto contra algunos gérmenes. Como esta radiación puede llegar a ser nociva, lo mejor es asolearse con prudencia.
En las últimas décadas se ha ido acentuando la relación de amor-odio que los seres humanos mantienen con el sol. Hasta mediados del siglo pasado, el ideal de belleza estaba determinado, en buena parte, por la blancura de la piel, de hecho, los tonos oscuros y bronceados se relacionaban con el trabajo en el campo o al aire libre y, por ende, con un menor estatus social.
Esa concepción empezó a cambiar a partir de los años 60, cuando las pieles asoleadas saltaron a las páginas sociales y se convirtieron en sinónimo de glamour y salud.
La creciente incidencia de cáncer de piel y envejecimiento cutáneo, respaldada por una amplia gama de estudios científicos, acabó por convencer a los adoradores del sol de que había que tomarse en serio el tema. El problema es que muchos optaron por la medida radical de ocultarse todo lo posible del sol y de verlo como un enemigo peligroso, lo que, a juicio de expertos, es una actitud equivocada. Si bien el exceso es malo, es claro que no se puede vivir sin el sol.
Es la base de la energía vital y aporta a la salud, entre otros beneficios, los siguientes:
HUESOS: la vitamina D es fundamental para la mineralización de los huesos y de los dientes. Los potentes rayos del sol se encargan de activarla.
PIEL: la radiación solar ayuda a prevenir y a manejar el acné, y, en casos severos como la psoriasis, los rayos solares son determinantes para ayudar a remitir la enfermedad.
DEFENSAS: el sol puede aumentar el número de glóbulos blancos en sus dos líneas, neutrófilos y linfocitos; estos conforman el primer escuadrón de defensa del organismo.
GRASA: los niveles de colesterol se reducen en las personas durante los veranos; la luz solar es fundamental para metabolizarlo. Además, la gente hace más ejercicio cuando el día es luminoso.
PRESION ARTERIAL: cuando se dilatan las arterias de la piel se reduce la cantidad de sangre concentrada en los órganos. Esto baja la presión arterial, lo que es ideal para los hipertensos.
CORAZON: este órgano se contrae por acción del calcio; cuando es insuficiente, las hormonas paratiroideas lo toman de los huesos para dárselo. Pero cuando una persona se asolea se disminuyen los niveles de estas hormonas.
VIDA SEXUAL: a quienes dicen que su libido se eleva en verano les cabe algo de razón. Los rayos del sol también incrementan ligeramente los niveles de testosterona, que en hombres y mujeres es la hormona del deseo.
SOMNOLENCIA: los rayos ultravioleta regulan la producción de melatonina, hormona que ayuda a definir los ciclos de sueño. La luz solar reduce sus niveles, lo que ayuda a sentirse más despierto.
ESTADO DE ANIMO: la radiación del sol promueve la síntesis de la serotonina, una sustancia relacionada con el bienestar y que también ayuda a regular el sueño y hasta la conducta sexual.
TUMORES: el sol promueve una protección natural frente a ciertos cánceres; al parecer, su acción es directa sobre algunas células, y, por efecto de la vitamina D, quienes toman el sol en forma regular tienen una menor incidencia de cáncer de mama y de colon.
PRECAUCIONES: el objetivo no es el bronceado, pues este es un signo de daño y repercute en el envejecimiento cutáneo.
La evidencia disponible sugiere que entre 5 y 10 minutos diarios de sol, de tres a cinco veces por semana, aportan grandes beneficios al organismo.
Evite exponerse entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde; en ese rango, los rayos del sol son más perpendiculares.
Use siempre filtro solar, incluso en días nublados.
Jamás espere a que la piel se enrojezca para interrumpir la toma de sol.